Yo estaba ahí el día que Reuél decidió contarlo todo. La distancia crecía. Empezábamos a entender algo, y todo se modificaba en derredor. La gente, en general, empezaba a notar que las conexiones causales que les eran expuestas o enseñadas eran mayormente débiles y azarosas. La desconfianza crecía. Pero no era una desconfianza de esas que operan hacia un lado del mapa cultural o político, y al crecer, crece con ellas la confianza en otro de los lados. La desconfianza crecía, en general. Sobre todo la desconfianza de cada quien en sí mismo. Las reglas conocidas parecían desmigajarse entre muecas de disculpa por haber sido siempre mentira. Los discursos de siempre aburrían de modo irremediable: si siempre habían estado desconectados de la realidad, ahora era evidente.
Yo estaba en ese tiempo en Montevideo, uno de los barrios emblemáticos de la comuna 5 en Quindio, Colombia. Hacía tiempo que había desistido de comprender la realidad usando las metáforas harapientas de la cultura mainstream. Mi búsqueda de metáforas nuevas me había llevado tras la huella de los Quimbayas, de la concepción de la muerte que les había llevado a hacer una enorme variedad de sepulcros personalizados, y especialmente a Las Piedras Marcadas y otros artefactos sagrados a que estas aluden. Me hallaba deleitándome del paisaje numinoso de enormes montañas rodeadas de ríos y quebradas, meditando acerca de lo que los taciturnos pobladores de Montevideo me contaban.
Y entonces llegó el aviso. Una conferencia que tendría lugar (y eso es lo primero que advertí) en Bogotá, en la zona de Teusaquillo, en un auditorio en la Calle 20, en el barrio de nombre ¡Montevideo! Click. Entonces vi el título de la conferencia: “Ante una polémica irrelevante: que el mundo sea redondo o plano depende de cómo te imagines”. Desafiante. Propone un extremo del Pantógrafo de Silvana. El conferencista es un tal Reuél Tishbi, de quien se muestra una imagen en que se ve cómodo. Yo estoy en Montevideo. Ésto ocurre en dos días más, en otra instancia de Montevideo, que queda a algo más de 300 kilómetros de donde estoy.
Tengo que ir de Montevideo a Montevideo, y hay trescientos kilómetros en medio. Entonces pensé: ¿Y qué si en realidad, por debajo de las conexiones que unen a cada átomo de materia con su par extendiéndose en las tres dimensiones del espacio, hubiese conexiones semánticas, que unen a los lugares y a los tiempos en virtud de las palabras que los dicen? Por ejemplo: el Montevideo de Quindio en que me encuentro rodeado de paisajes sobrecogedores, y ese barrio en algún rincón de Bogotá, podrían ser sólo dos estados superpuestos de lo mismo, y tendría que haber un modo de pasar de uno al otro de un sólo y muy elegante paso.
Reuél: ¿De dónde te conozco?
Todo empezó en un tiempo que ya no cuenta, cuando el espanto y la hybris, cuando aún creíamos que todo eran cosas distintas, en vez de más y más de lo mismo. Vivíamos aturdidos por la cantidad, la variedad, la perentoriedad y la velocidad de todo. Nuestra filosofía, las metáforas sobre las que montábamos nuestras narrativas, no bastaban para advertir esencias. Era necesario que alguien hablara de Quantenverschränkung, de entrelazamiento cuántico, para que pudiéramos llegar a advertir lo que la física decía de pares de fotones teniendo lugar en todos los órdenes de nuestras vidas.
Así empezó Reuél Tishbi su conferencia.
Se dice que dos objetos están entrelazados cuando hay algún dato análogo entre ellos, algún dato que se modifica correlativamente entre ellos. Cuando el objeto A se pone azul, sabemos que el objeto B, aunque se encuentre en otra galaxia, se pondrá verde. Ahora bien: si pretendiéramos hallar aquí una forma de comunicación de información tal que ambos cambios ocurran de modo simultáneo, estaríamos violando la Ley de Relatividad, que prohibe a ninguna información viajar superando la velocidad de la luz. De entre las muchas explicaciones que se ha dado para salvar este obstáculo, mi preferida dice que el vínculo, el entrelazamiento entre A y B, es inherente a sus propias respectivas naturalezas, a su código genético, y no necesitan que la comunicación viaje sino apenas ser, y si son, son entrelazados. En su forma más sencilla, el entrelazamiento funciona de a pares, mas en general puede tener lugar entre todos los objetos de un sistema (que merced a ello se revela sistema), siempre que todos ellos sean describibles mediante un dato, un estado único, que los involucra por igual, más allá de la distancia de tiempo u espacio que medie entre ellos.
Los físicos estudian el fenómeno usando dos fotones, “partículas” de luz, que nacen de una misma fuente coherente. Su estado de entrelazamiento y aún de superposición implica que lo que ocurre a uno de los dos fotones influye de forma instantánea en lo que ocurre al otro. Tan es así que, fuera de un experimento de laboratorio, la pura instantaneidad impediría saber cuál partícula de luz está influyendo en la otra, o si acaso siempre se trata de un fluir biunívoco que no cesa.
Cuando Bereshít, cuando el Big Bang, todo estaba emergiendo del Uno, todo estaba forzosamente conectado en Uno, y la Sustancia común era en sí conexión que entrelaza a todos con todos. Aprovechemos la metáfora: el entrelazamiento ocurre a nivel de fotones, de partículas de luz, de lo que bien puede ser el alma de toda cosa, de toda creatura de todo tipo. El origen común de todo lo que existe es en sí un primer nivel de entrelazamiento. A partir de allí, comienzan las subdivisiones: reinos, familias, especies, etc., hasta llegar hasta el número mínimo necesario, a esos dos cuyas almas están entrelazadas, y si lo están significa que siempre lo han estado y lo están desde siempre. Amor cuántico, en un universo que es más bien una comunidad de seres, de conciencias, y no una colección de objetos.
historias de múltiples que comparten una cierta conexión. Una conexión que les permite entender los pensamientos del otro antes de hablar. Una conexión que les ayuda a sentir lo que el otro está sintiendo aún cuando están a cientos de millas de distancia. Una
el poder de la oración, u otras extrañas conexiones entre personas, como gemelos o parientes cercanos, que están muy alejados. Podrían explicarse los fenómenos conscientes de deja vu, o las afirmaciones aún más extraordinarias de visión remota
La segunda de las reglas hermenéuticas del sabio Hilél establece la “inferencia por analogía”. Rabi Ismael la amplía al método de Guezerah Shavah: la capacidad de inferir, de sacar conclusiones, a partir de la presencia de palabras similares en distintos contextos. Así, dos palabras idénticas en pasajes o paisajes aparentemente desconectados indican una resonancia entre ambos pasajes, o paisajes.
Todos conocemos estos mecanismos, aún si no siempre concientes, en nuestras propias vidas.
Montevideo, Uruguay a Montevideo, Colombia:
Distancia aproximada en línea recta: 2.800 km
Medio de transporte recomendado: Vuelo directo desde el Aeropuerto Internacional de Carrasco en Montevideo, Uruguay, hasta el Aeropuerto Internacional El Dorado en Bogotá, Colombia.
Montevideo, Colombia a Montevideo, Estados Unidos (Minnesota):
Distancia aproximada en línea recta: 5.300 km
Medio de transporte recomendado: Vuelo directo desde el Aeropuerto Internacional El Dorado en Bogotá, Colombia, hasta el Aeropuerto Internacional de Minneapolis-Saint Paul en Minnesota, Estados Unidos.
Montevideo, Estados Unidos (Minnesota) a Montevideo, Estados Unidos (Virginia Occidental):
Distancia aproximada en línea recta: 1.800 km
Medio de transporte recomendado: Vuelo directo o conexión de vuelo desde el Aeropuerto Internacional de Minneapolis-Saint Paul en Minnesota, Estados Unidos, hasta el Aeropuerto Internacional de Washington-Dulles en Virginia Occidental, Estados Unidos.
Montevideo, Estados Unidos (Virginia Occidental) a Montevideo, Filipinas:
Distancia aproximada en línea recta: 15.000 km
Medio de transporte recomendado: Vuelo con escalas desde el Aeropuerto Internacional de Washington-Dulles en Virginia Occidental, Estados Unidos, hasta el Aeropuerto Internacional Ninoy Aquino en Manila, Filipinas.
Montevideo, Filipinas a Montevideo, Chile:
Distancia aproximada en línea recta: 16.500 km
Medio de transporte recomendado: Vuelo con escalas desde el Aeropuerto Internacional Ninoy Aquino en Manila, Filipinas, hasta el Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez en Santiago, Chile.
Montevideo, Chile a Montevideo, Nicaragua:
Distancia aproximada en línea recta: 6.000 km
Medio de transporte recomendado: Vuelo directo o conexión de vuelo desde el Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez en Santiago, Chile, hasta el Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino en Managua, Nicaragua.
Montevideo, Nicaragua a Montevideo, Argentina:
Distancia aproximada en línea recta: 4.400 km
Medio de transporte recomendado: Vuelo directo o conexión de vuelo desde el Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino en Managua, Nicaragua, hasta el Aeropuerto Internacional de Ezeiza en Buenos Aires,
continúa
Argentina.
Montevideo, Argentina a Montevideo, Venezuela:
Distancia aproximada en línea recta: 2.400 km
Medio de transporte recomendado: Vuelo directo desde el Aeropuerto Internacional de Ezeiza en Buenos Aires, Argentina, hasta el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar en Maiquetía, Venezuela.
Montevideo, Venezuela a Montevideo, España:
Distancia aproximada en línea recta: 7.500 km
Medio de transporte recomendado: Vuelo con escalas desde el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar en Maiquetía, Venezuela, hasta el Aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez en Madrid, España.
Es importante tener en cuenta que las distancias y los medios de transporte mencionados son aproximados y pueden variar según las rutas reales de vuelo o las opciones de transporte disponibles en cada momento. Se recomienda verificar la disponibilidad de vuelos y opciones de transporte al momento de planificar y realizar el viaje.
En total, el recorrido propuesto abarca alrededor de 56.500 km de distancia en línea recta, sin tener en cuenta las posibles escalas o desvíos en las rutas de vuelo. Este sería un viaje extenso y requeriría de una planificación cuidadosa, considerando los tiempos de vuelo, posibles conexiones y ajustes en los itinerarios.
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